Me encanta hacer pizza en casa, hago muchísimas y de muy variadas, no me importa ponerme con la masa a cualquier hora del día y si me apetece pizza una noche ( y no tengo masa congelada) puedo hacer la masa aunque sea tarde, dejar que leve y cenar aún más tarde.
En el blog casi no tengo recetas de pizza porque nunca las hago para comer, siempre las preparo para cenar y de noche nunca hago fotos porque no tengo cajas de luz, ni focos ni na de na, todas a pelo a plena luz del día haga sol o esté nublado ( a veces más bonitas quedan ).
Este detallito lo comenté con mi familia, claro está los dos chicos me dijeron que si ellos han de comer pizza los mediodías por las fotos, pues que perfecto, que me ayudan a que mi recetario de pizzas se emplie.
Parecerá una tontería y no se porque razón nunca como pizza al mediodía y si voy de restaurante antes pido un plato de pasta, pero no quería dejar de compartir esta masa con harina de espelta, la solución; guardé un trozo de masa de la noche anterior y al día siguiente nos comimos tan ricamente esta pizza.
La espelta es un cereal altamente energético ya que sus nutrientes principales son los carbohidratos aunque aporta menos calorías que la harina clásica de trigo, pero destaca sobre todo por su alto contenido en proteínas de elevado valor biológico con aminoácidos como la lisina, escasa en otros cereales. Siendo también una estupenda fuente de minerales y vitaminas sobre todo del grupo B.
Su harina tiene un sabor ligeramente dulce con un toque que recuerda a la nuez, siendo más soluble en agua, más fácil de digerir que la harina de trigo y aunque mucho más pobre en gluten que otros trigos panificables, sigue teniendo gluten, por lo que es un cereal que no deben de consumirlo los celíacos.
Ingredientes para la masa de pizza:
400 gr de harina de espelta
250 gr de agua
1 sobre de levadura de panadería seca
10 gr de sal
30 gr de aceite de oliva
una cucharadita de albahaca en polvo
Para la pizza:
2 cucharadas de salsa de tomate
orégano seco
1 cebolla picada finamente en juliana
2 trozos de queso rulo de cabra
2 higos cortados a gajos
4 lonchas de jamón ibérico, el mío Fisan
rúcula
miel
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Para hacer la masa; mezclar todos los ingredientes en un bol, no poner de entrada todo el agua, mejor ir añadiendo a medida que la pida la masa ( a mi me sobró medio dedo de agua).
Amasar hasta que esté lisa y manejable. Si lo hacemos con la Thermomix, poner todos los ingredientes, añadir el agua de la misma manera, poco a poco y mezclar a velocidad Espiga 1 minuto.
Tapar la masa y dejar reposar mínimo una media hora o más, también se puede dejar envuelta en papel film con la bola ya formada de un día para otro.
Dividir la masa en tres o cuatro bolas, según el tamaño de vuestras pizzas y poner harina en la encimera para dar forma con ayuda del rodillo.
Mientras calentar el horno a 250/260ºC con la rejilla lo más abajo posible de vuestro horno, yo la pongo en el segundo empezando por abajo y con la bandeja para pizzas dentro del horno también.
La masa la paso a un trozo de papel encerado del tamaño de la bandeja que hay en el horno para pasarla sin dificultad cuando ya esté caliente.
Poner la salsa de tomate bien repartida, un poco de orégano en polvo y la cebolla en juliana. Sacar con cuidado la bandeja vacía del horno que estará muy caliente y pasar la pizza a esta bandeja con papel y todo. Hornear unos 6 minutos.
Pasado este tiempo sacar la pizza del horno y añadir el queso rulo de cabra y si queréis algo de mozzarella y volver a poner al horno a la misma temperatura pero subiendo la rejilla un poco más arriba del centro, y hornear otros 6 minutos.
Sacar la pizza del horno, poner más queso si os gusta con más sabor de queso, repartir el jamón ibérico, los higos cortados a cuartos, la rúcula y para acabar poner un hilo de miel.
Listos y a disfrutar de la pizza!