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Tarta de queso ricotta con aroma fresco de naranja





Las tartas de queso es de los postres que nos gustan a toda a la familia y es una muy buena opción como postre en una comida o cena con amigos o familiares. En algunas ocasiones las preparo con base de galletas, cuando tengo tiempo me gustan las horneadas y las que se cuajan en la nevera, van genial en verano y así te ahorras el calor del horno. 

Como aún se puede aguantar bastante bien, esta la he hecho en el horno. Es una tarta de queso sencilla, sin base de galletas, muy suave, cremosa y con aroma de naranja.


Ingredientes:

160 gr de mantequilla a temperatura ambiente
170 gr de azúcar
ralladura de naranja
1 c.p de esencia de vainilla.
3 huevos separadas las claras de las yemas
300 gr de queso ricotta
125 gr de harina
1 c.p de levadura

Para el jarabe de naranja:

100 c.c de zumo de naranja
100 gr de azúcar



Prepararemos el jarabe así mientras se hace la tarta se va enfriando.

Poner en un cazo el zumo y el azúcar y dejar hervir hasta que reduzca y se forme como un jarabe. Dejar  hervir a fuego medio-alto unos 10 minutos. Cuando haya espesado dejar reposar para que enfríe. 


Precalentar el horno a 180ºC.

Engrasar y enharinar un molde de 18 cm.

Batir con la batidora eléctrica la mantequilla junto a el azúcar hasta conseguir una mezcla suave y cremosa.
Añadir la ralladura de naranja, las yemas y la ricotta, batir hasta que estén integrados todos los ingredientes y añadir la esencia de vainilla.

Batir a parte las claras a punto de nieve e incorporar a la mezcla.  




Tamizar la harina y la levadura con ayuda de un colador y añadir a la mezcla. Batir con una espátula con movimientos envolventes y pasar  la mezcla al molde.

Hornear entre 40 y 50 minutos, hasta que esté firme y de color dorado, probaremos con un palillo o aguja que está cocida del centro.
Dejar enfriar por completo en el molde y una vez fría ya la podemos desmoldar

Por último con un pincel pintar toda la superficie con el jarabe de naranja para dar un toque brillante en el acabado.




Mientras no la comemos la guardaremos en la nevera y unos minutos antes la sacamos para que no esté tan fría y apreciar mejor su sabor y cremosidad.




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